“Cómo lo hemos vivido”
A la llegada, con la medalla de "finisher" |
7:40 De la mañana, del Domingo 30 de septiembre de 2012.
Hace una buena temperatura, fresca porque es temprano, pero el día augura que
el tiempo va a acompañar. Puede hacer viento pero ni por asomo el mismo de la
pasada edición.
Las tres liebres nos encontramos, como siempre, en la pared
del número 6 de Brazato. Llevamos las mochilas y bajamos tranquilamente andando
hasta el parque Grande. Hay unos pocos nervios, pero seguro que desaparecen en
el momento del pistoletazo de salida.
Estirandoooooooooooo |
7:55 Llegamos al parque, poco ambiente de maratón, ni
siquiera se oye música o al “speaker”. Al poco la ponen. Esto ya es otra cosa. Lo
primero que hacemos es estirar un poco, después dejamos las mochilas en el
camión de la UME (se las llevarán a Meta) y a los aseos a echar la meadica del
miedo. Trotamos dos minutos y ocupamos nuestro sitio en los cajones de salida.
Mientras vamos hacia allá observamos en cada árbol del jardín de Neptuno (no es
exageración) a un andoba miccionando, useáse, meando. Decidimos al día
siguiente llamar al “estudio de guardia” y denunciarlo: “Estos desgraciaos que
corren, no tienen bastante con cortar la circulación que encima se van meando
por los árboles, fíjese Vd que yo voy con mi Lilí (perrita de apenas cinco
meses) y me vea a un gacho con el colgajo fuera, pobre Lilí!”.
Vuelta al Parque |
Bajada por la ladera del cabezo |
8:30 Con la música a tope se da la salida, al igual que el
año anterior, de la emoción se nos pone “la gallina de piel”. Vuelta al parque.
Cogemos el grupo de 3h45min. Discurriendo por las avenidas anchas de S.
Sebastián y de los Bearneses, Paseo de los Platanos. Paco y Jose Mari se
colocan en el lado derecho del pelotón, yo en el izquierdo. Vamos tan apretados
que me cuesta una vuelta entera colocarme junto a ellos. Nos mandan hacia el
canal, cruce del puente de la Avda de América y vuelta por el otro lado. En el
km5, tras el avituallamiento, nos
metemos por entre los pinares y el barrio de Torrero, para girar a la derecha
y, cruzando de nuevo el puente hacia el cabezo, volver a bajar al parque. A Paco
la próstata se la juega y tiene que irse detrás de un seto. De nuevo vuelta al parque y ya,
definitivamente, en el km 9 salimos al canal por las Ocas, esta vez dirección
Casablanca. Propongo hacer otra parada para “echar la quiniela” pero no se
admite. Vaya.
Seguimos en el grupo de las 3h45min, numeroso y con buen
ambiente, marcando el ritmo Muri y su mujer Isa, corredores populares muy reconocidos en
Zaragoza.
Foto copyright JM Jr. |
A la altura de la pasarela del stadium Casablanca (9h26min
clavados, como habíamos supuesto), nuestras mujeres y JM junior nos saludan. Subimos al puente de
Vía Ibérica, lo cruzamos y bajamos por el otro lado. Nos vuelven a saludar y JM
jr. nos echa unas fotos que, a la
postre, serán las mejores de todas en las que hemos salido.
Canal, detrás del cabezo de Buenavista |
Km 12 pasando el puente del “ojo del canal” volvemos al lado
derecho de este. Uno del grupo “7:45” casi se traga un hito de piedra de los
que señalan el anillo verde en el canal. –Eso, os pasa a los del “7:45” por
veniros a este lado del rio a correr- le digo- ja, ja, pero si yo vivo en Cala
Verde- Me comenta, y así vamos hablando un ratico de las cosas del “correl”.
Pasamos de largo la entrada al parque (ya hemos tenido
bastante parque por hoy) y volvemos a la altura del puente de la Avda América.
Aquí tomamos la “subida de Cuellar” en este caso de bajada, lo cual se agradece
mucho. Ya estamos en el km 15 (¡más de 1/3 ya hecho!) y, a la vez que agua, en
el avituallamiento nos dan isotónica. José Mari coge una que comparte. Yo
prefiero, si se puede, tomar algo de isotónica porque a estas alturas hemos
perdido ya muchas sales y el agua sola no las repone.
Bajada de Cuellar |
Por José Pellicer tomamos la Avda de Tenor Fleta, hasta casi
el final, la Avda de San José. El grupo se encuentra exultante, la gente ya ha
cogido el ritmillo y se encuentra a gusto, hablando, contando chistes, haciendo
“la ola” en cada kilómetro o cuando unos amigos o familiares nos saludan. Esto
es la cara divertida del maratón. Pero la mayoría de los que estamos en el
grupo (pocos van a cumplir los cuarenta) somos veteranos y sabemos que esto no
durará hasta el final. Pero mientras dure hay que disfrutarlo, ¡qué leches!.
Bajamos San José, con cuidado, pues desde la bajada de
Cuellar, la calle no está cortada al 100%, sino que nos dejan un carril. El
resto es para los automovilistas. No se puede ir contra el sacrosanto derecho
del conductor, aunque sea dominguero.
Llegamos a Cesáreo Alierta, avenida runeril donde las haya.
No en vano por ella discurren muchas de las carreras populares fijas del
calendario (maratón, media maratón, 10k, San José…). Al final de la misma, km
17 llevamos algo más de hora y media de carrera. Los kilómetros pasan a 5´20´´
clavados.
Torcemos por Camino de las Torres a coger Miguel Servet. Más
“olas” y más animación. Al final nos meten hacia el parque de Torre Ramona y
nos vuelven a sacar a Miguel Servet en el km 20. Pasado el 19 decidimos
tomarnos el primer gel de glucosa. En el 20 hay avituallamiento. Me cojo una
botella de agua y un plátano completo. Primero bebo agua, voy dos minutos con
el plátano en una mano y la botella en la otra. Algún viandante se me queda
observando con curiosidad. Pelo el plátano y me como algo más de la mitad, al
final Paco me ayuda a acabar con él pues si no lo tendría que tirar. Entre el
gel, el plátano y el agua vamos bien servidos.
Paso del Medio Maratón (km 21) |
Así, tomando el tercer cinturón en el cruce de Veterinaria, llegamos al km 21 (Media Maratón y puesto de
control). Tiempo 1h50min. Muy bien, hemos bajado el tiempo de paso del año anterior.
Esto va pero que muy bien.
Km 22 y bajamos a Echegaray y Caballero. Aquí nos cruzamos
con los primeros que vienen de vuelta a subir al puente del 3er Milenio.
Seguimos a contracorriente con los buenos. Rápidamente, en el km 25 C/San Gil, entre la Lonja y el Palacio
Arzobispal. Gran animación, música y un grupo de chicos de un colegio metiendo
un ruido infernal, animando a garganta pelada. Muchos aplausos y vítores. Aquí entramos
en el casco viejo y se nota. Paco me
comenta que le acaban de recargar a tope las pilas. Se agradece el callejeo por
detrás de la Seo, San Vicente de Paul, Mayor, Alfonso I, Pza San Felipe, vuelta
a calle Mayor y entrada triunfal en la Plaza del Pilar. Esto es lo que me va,
calles estrechas, con público animándote y los coches bien lejos. En la plaza
de San Felipe nos ocurrió una cosa muy curiosa. Es el km 26 y pico, apareció el
famoso “tio del mazo”. No imaginaba que
fuera tan feo.
La verdad es que se “manifestó” en forma de borrachín faltón
que, desde un banco donde se había esparcido, nos gritaba: “Idiotas, que no os
aplaude nadie, que sois malos”. Menos mal que el personal se lo tomo a risa que
si no alguien le hubiera sacado los efluvios etílicos de un guantazo. Pero
bueno, la vida a cada uno lo pone en su sitio. El “tio del mazo” no sorprendió a
nadie.
Cruce, c/Mayor con c/Alfonso I |
Volvimos a salir por la jarana a Echegaray y Caballero.
Cruce de puente de Piedra, chino-chano que a estas alturas (km 27) la pequeña
pendiente del puente se hacía una buena costera.
Puente de Giménez Abad |
Cruzamos a la otra orilla del rio Ebro hasta tomar el puente
de Hierro, por el que volvemos a cruzar a Echegaray y Caballero. Por esta
dirección 3er Cinturón, llegamos al puente de Giménez Abad, subimos al mismo,
lo cruzamos (km 30) y vuelta por la entrada del barrio de La Jota, de nuevo subida
al rio. Aquí perdemos el globo de las 3h45.
Seguimos el rio aguas arriba, se empieza a notar más el
cierzo que nos da de cara, nos meten por el Paso de Longares. Comienzo a notar
muy sobrecargados los cuádriceps (el muslamen, para que nos entendamos). Esto
es nuevo para mí, pues esperaba el dolor de tendón de Aquiles, de gemelos y
alguna molestia del esguince. Estos hace varios kilómetros que no me molestan.
Pero la sobrecarga de cuádriceps no. Intento olvidarme de ella.
Este tramo no me gusta especialmente pues su único objetivo
es el de sacar kilometraje. Hace tiempo que ya están los voluntarios en patines
con los botes de frio para dar a los corredores. Yo paso por ahora, Paco y José
Mari ya se han dado antes. Llegamos a la Avda Cataluña en el km 33. José Mari
se para, nos dice que sigamos. Me da la sensación de que abandona, pero Paco se
vuelve y me comenta que sigue. Yo decido tomarme el segundo gel, miro hacia
atrás y me parece verlo. Paco ha perdido su gel, pero José Mari llevaba dos. Le
daría uno.
A este no lo volvimos a ver… hasta meta, claro. No hay que
ponerse en lo peor.
De aquí en adelante seguiríamos Paco y un servidor. José
Mari, tras aplicarse réflex abundante que llevaba en la mochila, sufriría un verdadero
calvario para llegar al final. Solo, con fuertes molestias en la rodilla,
lateral de la pierna y cadera (esto último posiblemente derivado del cambio de
posición de la pierna para afrontar la molestia). Faltaban ocho kilómetros por
delante que es un entrenamiento ligero para nosotros, pero todo un “muro”
después de 34 kms y más de 3 horas de correr ininterrumpidamente.
Seguimos Paco y yo. Me doy frio en los cuádriceps. Me sienta
bien.
En un momento dado Paco me comenta que, si quiero, tire para
adelante, que él va a su ritmo. Como no tengo constancia de haber alegrado el
ritmo, lo considero un pequeño “bajón” de mi compañero, le digo que eso es una
chorrada, que después de llegar hasta allí no iba a ir yo por delante. Que “visualice”
mentalmente el momento de llegar, la cerveza que se puede tomar después… Me
pongo a su lado y enseguida, se recupera del bache. Seguimos.
De nuevo pasamos a la altura del puente de hierro, km 35 avituallamiento
con medio plátano y vasito con isotónica. Parece que se me han ido las
molestias. He conseguido olvidarme de ellas y ya no las tengo. Todo un ejemplo
de cómo esta carrera se corre con la cabeza.
Continuamos la “remontada” del Ebro por la margen izquierda,
ahora nos enfrentamos con la subida al puente de Piedra. Tranquilamente, se
hace. Arriba la gente nos anima, “aúpa valientes, que ya no os queda nada”, “ahora
hay una bajada!”. Este es un buen problema, 3h10min y una bajada que nos hace
ver “las estrellas”, pinchazos en los cuádriceps. La bajamos a la misma
velocidad que la hemos subido por el otro lado.
Km 36 y llegada a Helios, cruzamos por debajo el puente de
Santiago. En este momento se nos pone al lado Marta, "la abuela del maratón", con catorce nietos (doce de los cuales cuida ella misma), el público la anima y ella sigue con su pequeño paso y alta cadencia. Al final nos dejó. Increíble.
Subimos a Ranillas hasta el puente de La Almozara km 37.
Subimos a Ranillas hasta el puente de La Almozara km 37.
Lo cruzamos, bajamos a la ribera por la margen derecha (barrio
de la Almozara) y pasamos bajo el puente. Aquí abajo hay una bonita escultura
con seis hombres que empujan una carreta, retorciéndose en el esfuerzo.
¡Caramba, como nosotros!. Más gritos de ánimo y “ya no os queda nada!”. Ya me
está un poco tocando los c…nes esto de que no nos quede nada…
Como si no supiéramos lo que hay por delante. Pero hay que
considerar que lo dicen con buena intención.
Km 38. Vamos por una zona muy mala, con un pavés que me
aterroriza pues es el peor terreno para mi lesión de esguince. Encuentro una
parte con baldosa, a un lateral del camino y voy por ella. Subida a la pasarela del voluntariado. A un
lado y a otro de la misma nos anima José Luis, compañero de otras carreras y su
mujer.
Cruzamos y, por la otra orilla, seguimos Avda de Ranillas,
de nuevo hasta el puente de La Almozara. Paco se pone delante y tira. De
repente, vemos a su familia, primero a su hermana y después a su madre, mujer e
hijas. Nos animan justo cuando más lo estamos necesitando. Hacemos un giro de
180º y vuelta por la misma avenida. Vemos, entre las adelfas de la mediana, a
José Mari. Nos alegramos mucho de que siga, aunque yo le he visto cara de mucho
sufrir.
Paso del km... ¡42! Paco y Alfonso |
Pasamos por el lateral del recinto Expo, km 40, ultimo
avituallamiento. “Tomamos algo aquí?”-me pregunta Paco-“Si, algo de agua”. En
cuanto cogemos el agua Paco me dice que se le ha gastado la gasolina. Me quedo
perplejo, pero la verdad es que se pone delante y empieza a tirar. Le digo: “Paco,
no hacemos otra cosa que pillar gente, como sigas así me quedo, no puedo
seguirte”. Baja un poco el ritmo y, tras pasar frente a la Torre del Agua,
entramos en la Expo. Km 41.
Qué gran verdad es esa de que, tras 40 kms corridos con las
piernas, 2 kms se corren con la cabeza.
Lo que nos está costando hacerlos.
Ya dentro del recinto Expo, todo muy desangelado. Apenas hay
gente animando. Algunos en una terraza (parece un bar), al sol. ¡Qué envidia!.
Llegamos frente al pabellón de Aragón, giro a la derecha y… ¡Dios mio, una
bajada!. Un voluntario en una bici que nos dice: “Ya está; la bajada, giráis y
está la Meta”. No puede entender la cara de angustia con que le miramos.
Tampoco es para tanto, son 30 m y el giro. Ya se ven los
arcos. No nos engañemos. Hay que cruzarlos todos. Primero el km 42, después
otro, luego, al final el bueno, el que nos “encumbrará en lo más alto del Olimpo”
(hala, que pedante). El que tiene el marcador.
Y es verdad, los últimos 195 metros los corremos con el
corazón. Mi hermano Pascual me saluda desde detrás de las vallas. Lo veo, le
devuelvo el saludo. Paco me dice: “Ahora vendrá la peque”. No le entiendo. ¿De
qué me habla?. Al rato viene su hija
pequeña y, de la mano, entramos los tres bajo el arco final.
Tiempo final 3h48min.
Deambulando por aquí me cruzo con Martín Fiz, ex-campeón mundial de Maratón, que ha corrido de "liebre" para los de 3h15. Le agradezco el apoyo a los populares y me da una palmada en la espalda. Los verdaderos campeones son así. Sencillos y cercanos.
Deambulando por aquí me cruzo con Martín Fiz, ex-campeón mundial de Maratón, que ha corrido de "liebre" para los de 3h15. Le agradezco el apoyo a los populares y me da una palmada en la espalda. Los verdaderos campeones son así. Sencillos y cercanos.
km 42 para José Mari |
Medallica de “finisher” y vuelta la vista hacia la carrera
para ver aparecer a José Mari al cabo de un rato. Es un auténtico campeón, auténtico
paradigma del pundonor y el sacrificio. Nuestra admiración. Yo, en sus
circunstancias, hubiera abandonado.
Las valoraciones para una próxima entrada. Me quedo con la
satisfacción de haber plasmado todos estos recuerdos y que hayan servido para
esbozar esa intensa vivencia que supone correr la carrera.